¡Hola Amigas XXI!. Hoy quiero compartir un tema que a todas nos resulta fundamental.
Hay momentos en la vida en los que, como madres, debemos tener mucha paciencia. Si, es cierto que esa virtud la tenemos que practicar los 365 días del año, las 24 horas. Pero hay momentos especiales en los cuales nos tenemos que armar de una paciencia extra para transitarlos. Y es cuando nuestros hijos se enferman. Son momentos de preocupación, de horas en la sala de espera del pediatra, de horas sin dormir a causa de que nuestros pequeños no se sienten bien.
A eso se suma el hecho de que en muchos casos, no quieren tomar el medicamento indicado. Entonces ¿qué hacer?
Me pasaba que mi hija no quería tomar el jarabe. Y no había forma de que lo hiciera. Tomarlo lo tenía que tomar. Recuerdo que la pediatra me decía: y bueno dáselo a la fuerza. Y después de un par de veces de hacerlo así, me sentía realmente mal. Obviamente yo le explicaba a ella lo importante que era tomarlo, que se iba a curar, etc. Pero de todos modos no había forma, no había forma de que me hiciera caso. Entonces se me ocurrió una idea: incluir el remedio en sus juegos.
Como a ella le gusta jugar a la princesa y a la bruja, le dije que el jarabe era una poción mágica que tenía que tomar para que la bruja no la convierta en sapo. ¡Funcionó! Claro que también le di la explicación de porqué debía tomar el remedio. Ella sola agarro el vasito y se lo tomó todo. Y todos contentos..
Incluir el juego fue una excelente idea. Es un recurso importante a la hora de educar y el caso de la toma de medicamentos no es una excepción. Le estamos colocando un componente divertido a algo que les resulta muy desagradable. Por eso, recurrir a esta técnica nos ayudará en muchas ocasiones.
El otro día, cuando lleve a mi hija a la pediatra, la doctora pesó y revisó al osito de peluche de mi pequeña, eso a mi hija la hizo sentir más a gusto y se dejó revisar sin problemas. Recurrir a las canciones es también un arma eficaz. Abundan en internet melodías que tratan de muchos temas que quizás sean difíciles de hablar de una manera seria. Entonces, situaciones tan diferentes como ir al dentista hasta comprender el divorcio de los padres, pueden resolverse o entenderse de una manera más amena de la mano del arte.
Espero que les sirva mi experiencia. Recuerden que, como decía un comercial argentino: con amor todo sale mejor. Y ustedes, ¿tienen alguna técnica para lograr que sus hijos hagan algo que les desagrade?
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