¡Hola Amiga XXI! Si estás buscando niñera para tus hijos o todavía no te decides a dejarlos solos, éste artículo es para ti.
A las madres nos cuesta alejarnos de nuestros hijos, sobre todo cuando son pequeños. En muchas ocasiones los bebés desde muy pequeños deben ser cuidados por abuelas, niñeras o llevados a guarderías. Sabemos que es en nuestros brazos el mejor lugar pero a veces no queda otra alternativa que dejar a los hijos al cuidado de otras personas. En la mayoría de los casos debemos trabajar, no solo para generar ingresos sino porque además de madres somos mujeres y necesitamos realizar diferentes actividades y eso no nos hace peores madres. Por otra parte cuando nuestros pequeños van creciendo, es importante para la salud de nuestra pareja que podamos realizar alguna salida solos de vez en cuando. En esas ocasiones, cuando algún familiar no puede cuidarlos, la niñera es una buena opción.
En mi caso, durante el primer año de vida de mi hija tuve la suerte de trabajar en casa. Es una bendición pero también conlleva sus dificultades: no te abstraes de tu hogar y tu familia, por ende quizás te cueste concentrarte si ves la pila de ropa para lavar o que hay que barrer la sala. Y cuando tu hijo te tira los brazos para estar un rato contigo, dejas todo para sumergirte en ese mundo de bebé tan maravilloso y llenarlo de besos. Puedo asegurar que fui feliz de tener a mi hija conmigo todo el tiempo. Pero, con el correr de los meses, me di cuenta que necesitaba ayuda. Por eso decidí contratar una niñera. A continuación te cuento qué aspectos tuve en cuenta a la hora de elegirla:
Que sea responsable: Que sepa cómo prevenir accidentes o problemas en el hogar, que sea puntual, que sea respetuosa con los niños, etc.
Que tenga experiencia: La experiencia es la base. Si bien es cierto que nadie nace sabiendo, es necesario que la persona que se encargue de cuidar a tus hijos sepa cómo hacerlo, sobretodo si tus hijos son bebés o niños pequeños.
Que sea madura: Verás en su comportamiento si tiene la madurez necesaria para asumir la responsabilidad. Es importante que sea una persona que respete tu manera de crianza.
Que tenga referencias: Este es para mí el factor más importante. Conocer las referencias y las experiencias que otras familias han tenido con ella. Es necesario preguntarle por qué dejo el trabajo anterior, cómo se desempeñó, cómo se llevaban los niños con ella. Es muy importante contactarte con las familias con las que la niñera se ha relacionado. Así sabrás a ciencia cierta si puedes dejarla a cargo de tus hijos o no.
Que sea madre: Si bien este factor quizás no sea el más importante, para mí es esencial porque una madre ha pasado por muchas vivencias que la que no lo es no. En el caso de que no sea madre hay otras opciones a considerar. En algunos casos las educadoras infantiles son una buena opción ya que tienen los estudios necesarios para comprender el comportamiento de los niños.
Los primeros tiempos quizás te cueste un poco adaptarte y también a tu hijo. Tómense el tiempo necesario para que el pequeño comparta tiempo junto a su nueva niñera estando tú presente. Es importante tener ese tiempo de adaptación antes de que retomes tu trabajo.
Poco a poco ella se irá ganando tu confianza y podrás emprender la jornada laboral tranquila de que dejas a tu hijo en buenas manos. Un consejo extra: confía en tus instintos, si bien no siempre la primera impresión es la que cuenta, obsérvala cómo interactua con tus niños y ten en cuenta que sensaciones te produce, si te parece una persona de fiar o no. Valora si, a pesar de tener excelentes referencias, hay algo de ella que no te gusta. No será buena experiencia si no te llevas bien con ella o hay cosas que te dejan dudando de si será buena con tus hijos o no.
Espero que este post te haya sido de utilidad, ¡Hasta la próxima!
Deja una respuesta