¡Hola Amigas XXI! En el día de hoy quería compartir un tema relacionado con la estimulación temprana, un tema que a todas nos interesa y que hace tiempo venimos tratando. Navegando por la web me encontré con un libro muy interesante que se llama “Las capacidades del niño: Guía de estimulación temprana de 0 a 8 años”. Y está escrito por Ricardo Regidor
Es un libro muy ameno para leer y que aporta muchas cosas. Allí habla de la importancia del estímulo cerebral para el desarrollo de la inteligencia. Este último dependerá de la cantidad y calidad de estímulos que reciba. Pero también le da mucha importancia a otros aspectos de la persona que no deben pasar desapercibidos: Lo afectivo y la autoestima:
Lo afectivo, lo social: tiene que ver con la relación que tenemos con los demás. Cómo socializamos.
La autoestima: es fundamental ser feliz consigo mismo, aceptar los límites propios y ajenos. Tener paz con nosotros mismos para que el ambiente sea propicio para el aprendizaje.
En otra parte del libro nos da ideas para que tu hijo sea muy pero muy capaz. Entre ellas cita la importancia de confiar en él, de ser entusiasta a la hora de enseñar, decirle siempre la verdad, darle siempre informacion actualizada, mostrarle que el conocimiento es un privilegio que se ha ganado, divertirse mucho cuando le estés enseñando algo.
Considero que estos puntos son muy importantes y que tienen que ver con los puntos anteriores, sobre todo con la autoestima. Si tu hijo confía en sí mismo tendrá gran parte de su vida resuelta. Esto suena fuerte, los padres no podemos resolver la vida de nuestros hijos pero si darles herramientas para que se desenvuelvan exitosamente. Por eso la autoestima es fundamental. La vida será más sencilla, de eso no cabe la menor duda, ya que aunque tenga miles de problemas, la confianza que tenga en sí mismo, en su capacidad para resolver, le allanará el camino y resolverá de una mejor manera todos los inconvenientes o situaciones que se presenten a lo largo de su vida.
Otro aspecto esencial para el aprendizaje es la capacidad de asombro. Hay un artículo que recomiendo, que es una entrevista a la investigadora Catherine L´Ecuyer, que habla de este tema. Ella es una escritora canadiense, autora del libro: “Educar en el asombro” Catherine explica que la sobre- estimulación de los niños hoy en día hace que pierdan el asombro. Este último es fundamental para el aprendizaje. Los niños, a partir de que se sorprenden, se ven movidos a aprender. Como adultos es necesario también tener una actitud de asombro, acompañarlos ya que como dice la autora, ellos naturalmente se van a acercar a personas que tengan esa actitud. Como adulto es importante respetar eso, valorar ese asombro para que el niño no lo pierda. De esa manera tendrá siempre la capacidad de inventar, de crear y el aprendizaje será algo natural y maravilloso. Lo que sucede muchas veces es que ante la gran cantidad de estímulos, los pequeños están sobreestimulados, por ende, no se asombran tanto como antes, se aburren mucho y hasta pueden llegar a sentir ansiedad. La idea sería poder equilibrar los estímulos para que esto no suceda. Catherine L´Ecuyer recomienda que de los 0 a los 2 años los niños no vean pantallas y que a partir de los 2 años, su uso sea medido.
Por eso, si logramos como adultos, volver al asombro, eso estimulará enormemente a nuestros hijos. Viviremos en un ambiente de continuos descubrimientos que harán la vida diaria rica en contenidos, en vivencias nutritivas para los pequeños. No tener miedo a dejar a nuestros hijos sin pantallas, confiar en nuestra capacidad de crear situaciones para que el descubrimiento del mundo sea en su mayor medida a través del contacto directo con el mismo y no tanto desde las pantallas.
Las invito a leer esas publicaciones, que seguro aportarán mucho a la hora de educar a nuestros hijos. Por eso, les dejo una reflexión, que pensemos y observemos qué actitud estamos teniendo como adultos en relación al aprendizaje, al conocimiento y cómo nos relacionamos con nuestros hijos en ese aspecto. Seguramente habrá cosas que estamos haciendo a la maravilla y también otras para cambiar y mejorar, y, si lo hacemos, los pequeños se verán enormemente beneficiados.
Fuentes consultadas:
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