¡Hola amiga! Recuerdo que, cuando era niña me esforzaba por no estar triste, siempre trataba de que me vieran con una sonrisa. No comprendía que la tristeza era una emoción necesaria. Soy la hermana mayor de 3 y desde mi infancia sentí que tenía que portarme bien y por eso ocultaba mis emociones, para ser fuerte y cuidar de mis hermanos. En mi adultez eso desembocó en que padeciera ansiedad, pero eso es tema de otro post.
Volviendo al tema de las emociones, desde chicos nos enseñan que no nos tienen que ver llorar porque es muestra de debilidad o que si uno se enoja pierde.
Cuando nos hacemos adultos y nos encontramos en la tarea de educar, nos damos cuenta que no contamos con las herramientas necesarias para lidiar con las emociones de los niños, porque a nosotros mismos no nos han enseñado qué hacer con ellas. No hemos sabido, cuando éramos chicos, si contarle a mamá o no si nos hacían bullying, si teníamos tristeza, o cómo canalizar y comprender la bronca.
Por eso el tema de hoy es:
Cómo ayudar a los niños a gestionar sus emociones
Las emociones juegan un papel importante en nuestra vida. ¿Para qué están? ¿Por qué aparecen?. Es un tema que siempre me apasionó.
Según la psicología, los estados de ánimo inciden en la posibilidad de inhibir o promover acciones en el ser humano. Reconocerlos y a la vez ponerlos en palabras es fundamental para la socialización y para elaborar las emociones, comprenderlas y promover lazos que sean saludables.
Las emociones suelen contagiarse. Al tomar conciencia de qué sentimos o qué siente el otro podemos diferenciarnos y establecer otro tipo de relación. Es muy común ver en otro el enojo, es más fácil detectarlo, es una cuestión normal en nuestra sociedad: ver la paja en el ojo ajeno. Pero, cuando se trata de nuestras emociones, nos encontramos en un terreno desconocido.
Entonces, sino no nos damos a la tarea de conocer nuestros estados de ánimo y a aprender a reconocerlos, no seremos capaces de acompañar a nuestros hijos cuando transiten momentos difíciles.
Por ejemplo, hace poco nos mudamos de ciudad y mi hija estaba muy triste porque iba a extrañar a sus amigos. Yo le expliqué que era normal estar triste, que eso era muestra de que quería mucho a sus amigos. Que no estaba bueno ocultar esa tristeza.
Pero para llegar a ese punto tuve que aprender a lidiar con mis emociones. Ese fue el primer paso para ayudarla Y me encontré ante una encrucijada: quería aprender a lidiar con mis emociones pero tampoco quería ser una madre fría, distante.
Me fue muy útil mi psicólogo, mi grupo de madres amigas. Tener un círculo de contención es fundamental para permanecer fuerte ante una crisis de nuestro hijo. Creo que todos nos hemos planteado cómo hacer para no ser ni demasiado sensible ni demasiado duro…es un gran desafío ¿no? ¡Es tan fino el equilibrio!
Hace un tiempo llego a mis manos el libro Emocionario. Se presenta como una guía, como un diccionario de las emociones. Explica, de una manera sencilla y didáctica, qué es el odio, el amor, la tristeza, la ternura, etc. Tiene como objetivo que los niños puedan aprender a descubrir lo que sienten, a conocerlo y saber qué hacer con esas emociones.
Con mi hija, el libro contribuyó a que ella pudiese comprenderse y conocerse a ella misma como así también que me lograse expresar con palabras sus sentimientos y emociones. Es frustrante para cualquiera, y más para un niño que no tiene las herramientas, sentir cosas y no comprender qué le esta sucediendo.
El hecho de poner palabras ayuda al niño a darse cuenta que las emociones son humanas, las “lindas” y las “feas” forman parte de nosotros. Le enseña a expresarse. A decir no cuando no quiere algo, a descifrar sus emociones.
Como adultos, si vemos que el niño siente tristeza, bronca o preocupación, por ejemplo, no decirle que lo que siente es una tontería, sino que es muy válido sentirse así. En nuestro caso le explico que es un momento en la vida. Que ya va a pasar y que, mientras tanto, si necesita llorar o expresarse puede hacerlo sin dañarse a sí misma ni a los demás. Lo ideal es poder hablar. También pueden dibujar o escribir si ya saben hacerlo. Muchas veces el papel es un excelente medio para hacer tangibles las emociones. (Como cuando mi hija me entregó un papel que decía que yo estaba multada por “no ser una mamá”)
En el libro, por ejemplo, se explica de manera muy clara que cuando dejamos crecer la insatisfacción o la molestia hacia alguien o algo y no expresamos en buenos términos esa molestia, esa emoción se transforma en ira y es ahí cuando se vuelve incontrolable y nos podemos lastimar o lastimar a otros con nuestras palabras. De ahí la importancia de saber primero qué es lo que nos pasa para luego poderlo resolver.
Ojalá puedas conocer el libro, es muy interesante y tiene actividades para realizar con los niños. Si tienes algo de tiempo, cuéntanos en los comentarios qué estrategias te han servido para enseñarles a los niños a lidiar con sus emociones. ¡Hasta la próxima!
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