Dice el dicho que el que espera desespera y, sobre todo, cuando esperamos de los otros. ¿Por qué constantemente estamos esperando cosas de los demás? De tu marido que tenga el comportamiento que tu esperas, de tu hijos que sean obedientes y que la casa esté en armonía. De los amigos, que nos digan lo que queremos escuchar. Y está bien, es correcto esperar y querer que todo salga bien. Pero cuando la espera se convierte en exigencia: estamos en problemas.
¿Por qué vivimos exigiendo cosas de los otros? Quizás lo hacemos de manera inconsciente. ¿En qué radica esa actitud? Quizás en la inseguridad, en que esperamos que los demás llenen un vacío existencial. Cuando no esperamos, nos liberamos y el otro se libera de nuestras exigencias. Descubrimos que comenzamos a relacionarnos mejor con nuestro entorno, somos más felices, la vida fluye magníficamente.
Yo era una de esas personas que esperaba, de mi madre, esposo, amigos. Esperaba que la vida me diese lo que merecía, me pagase una indemnización por mi sufrimiento pasado. Y después de golpearme muchas veces contra la pared de la incertidumbre, decidí cambiar de actitud.
Comencé a probar dar sin esperar nada a cambio, compartir por el hecho mismo de disfrutar y no queriendo que los demás se amolden a mis deseos. Y me di cuenta que esa actitud renovaba mi energía y mi actitud positiva ante la vida. Me llené de paz porque me di cuenta que sólo así podemos vivir plenamente, sino vivimos esclavizados por esperar demasiado y actuando sólo por lo que se espera de nosotros sin evaluar cómo realmente queremos actuar. Además, gracias a esa actitud positiva los demás veían en mi un cambio y eso les hacia responder de una manera más favorable.
Es mejor, más saludable, no esperar nada. Cultivar lo mejor de nosotros, nuestra vida interior. Comenzar a percibir qué sentimos en nuestro interior cuando damos y no recibimos lo que esperábamos: ¿será ira, frustración, tristeza? Y entonces si nos hacemos conscientes de lo que surge en nosotros cuando tenemos ganas de recibir, de reclamar, pensemos: no necesito esto, porque son sentimientos negativos que alimentan mi inseguridad , baja autoestima y rencor y a la larga o a la corta nos terminan dañando a nosotros y a los demás. Intentemos pedir sin exigir, dar sin esperar y recibir sin olvidar. No digo que sea fácil ni que se logre en un 100% pero vale la pena intentarlo, ¿no te parece?
Cristina Gomez Ruiz dice
una forma sencilla de preocuparnos menos y ser mas felices 🙂 <3
Maia Fernandez dice
Así es Cristina! Saludos!
dora hermandez dice
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Mayito Castillo dice
Mi lema en la vida es… Servir sin esperar nada a cambio. Hago las cosas desinteresadamente, y porque me salen del corazon. Me encanto este post!
Maia Fernandez dice
HOla Mayito!! Me alegro mucho de todo lo que decis! un abrazo!