Siempre digo que nunca tuve el talento para hacer música pero si la capacidad de amarla, apreciarla. Soy bailarina, siempre lo fui, y los bailarines sentimos la música viva en el cuerpo, sentimos que cuando bailamos estamos vivos, la música es lo único que hace el alma de un bailarín (y la de un músico por supuesto) libre.
Y aunque mis épocas de baile casi son algo del pasado, sólo practico baile pocas horas durante la semana como ejercicio físico, mi amor por la música nunca muere, no puedo explicar muy bien con palabras porque ni yo misma puedo descifrar que es exactamente la fascinación que me provoca, la cuestión es que por ser tan apasionada en éste aspecto, es que hoy les voy a compartir algo que tal vez quede muy descolgado y no tiene nada que ver con la temática general del blog, pero les repito una vez más, no puedo dejar de hacerlo.
Cuando era chica, había un personaje en mi vida que no veía muy seguido pero era parte de mi familia y alguien a quien yo adoraba ya que siempre me trataba como si fuera más grande, jamás me subestimaba, con el podíamos filosofar por horas, encontrar soluciones para la pobreza, la guerra y arreglar el mundo. Por aquel entonces mi tío y hermano menor de mi mamá era soltero y sin hijos, por lo tanto nos consentía a mi y a mi hermano mucho.
Y lo recuerdo como si fuera ayer, cuando yo tenía tan sólo 8 años él estaba escuchando música en su grabador en su departamento de soltero, amueblado con libros apilados que servían de escritorio, mesa de luz y hasta banquitos para sentarse, y yo le pregunte ¿qué estás escuchando tío? El me dijo ¿te gusta? ¡si! le dije yo, aunque era más para que él no se ofendiera que porque realmente me gustara, era música que no tenía comparación con la que hasta el momento conocía, era música que sonaba rara…. Entonces sacó el casette del grabador y me dijo ¡Tomá te lo regalo, es The Wall de Pink Floyd!
Y así fue como la historia comenzó, gracias a mi tío y que a pesar de que tal vez era demasiado para una mente de 8 años, así fue como desde aquel entonces nació mi amor por la música de Pink Floyd que luego se transformaría en una admiración profunda por toda la carrera de los artistas, si hay algún amigo de mi infancia o adolescencia leyendo esto, pueden confirmar que ninguno que pasó por al lado mío se salvó de ver la película The Wall o al menos escuchar el disco o algún disco de Pink.
Tuve mi pieza decorada por muchos años con imágenes de la película, en fin….. los años pasaron y nunca dejé de considerar a The Wall como una obra maestra cuyo mensaje trasciende el tiempo.
The Wall el album fue creado en el año 1979, en 1980 es convertido en película/musical luego en el año 1987 Pink Floyd se separa quedan 3 miembros por un lado y Roger Waters por otro, este último el principal compositor de la banda, que después de un largo período , regresa a los escenarios a principios del 2000 realizando conciertos y giras tocando los distintos albums de la ex Pink Floyd.
The Wall ya va por la tercera gira alrededor del mundo y las otras veces por diferentes motivos no pude ir, por lo tanto cuando me enteré de que regresaba Roger, con ya 68 años, con The Wall a Nueva York sencillamente no me lo podía perder.
No puedo explicar los nervios de meses, no quería pensar y tampoco ver mucho en internet o Youtube, quería vivir la experiencia de la música en vivo y el show a pleno, Pink Floyd siempre se caracterizó por muñecos, y luces y efectos en sus espectáculos, por lo tanto me esperaba algo sobresaliente, pero lo bueno fue que no sabía específicamente que. Ahora te aseguro que no tenía ni la más mínima duda, nada de duda, de que sería absolutamente espectacular y que convertiría uno de mis grandes sueños en realidad.
Bueno, ahora estoy aquí, atrás de la compu y el concierto ya pasó, pero todo lo que esperaba, todo lo que me imaginé durante años y muchísimo más durante los últimos meses, ni siquiera se acercaba un poquito a lo que fue en realidad The Wall en vivo.
Fui con mi marido al concierto que se realizó este Sábado 7 de julio en el estadio de los Yankee, el estadio estaba lleno y apenas se hicieron las 9 de la noche, momento exacto en el que el sol dejó de alumbrar el show comenzó, yo sabía que en cuanto comenzaran las guitarras, el bajo, la batería, sería un momento alucinante, pero no me esparaba el sonido de 360°, todo el estadio estaba rodeado de parlantes, lo que creaba un efecto en el que a veces sentíamos que hablaban detrás nuestro o como si los aviones y helicópteros realmente estuvieran aterrizando sobre nosotros.
Tampoco me esperaba las proyecciones, pero no voy a entrar en detalles y sobre todo por si de casualidad alguien que aún no fue a ver el show lee esto, pero si puedo decir que el sentimiento y la emoción eran compartidos, por momentos todo el mundo gritaba y por momentos no volaba una mosca. The Wall es una ópera moderna, la mayoría de la gente entre 30 y 50 o más, se sabían las letras, las melodías, los detalles.
La temática tan profunda que presenta The Wall, sobre la guerra, la violencia, los miedos, las relaciones personales, la madre, el padre, las ausencias, los compromisos sociales, el consumismo, el vacío, el hambre, las estructuras,los prejuicios, el amor, el odio, los sistemas, el poder, el autoritarismo, el fascismo, la educación, la salud, la locura y la muerte, todos temas que Roger Waters presenta actualizados, hacen de la obra una creación de un genio sin igual.
En el intervalo se podían observar las caras de reflexión, las caras emocionadas, sales de allí con el placer y la euforia que provoca la música, pero a la vez reflexivo sobre el estado del mundo, sobre uno mismo y la manera en que nos relacionamos con los demás, sobre lo importante que es cuidarnos los unos a los otros, creo que no existe una sola persona que no salga del concierto deseando ser mejor persona.
Por eso es que me enoja, o mejor dicho me ofende, siento como un insulto cuando se refieren a la música como un entretenimiento, la música no es un recurso más para llenar “espacios vacíos”, la música es poderosa, la música es mágica, la música tiene el poder de educar, de llegar a los demás profundamente, de transformar la vida de alguien o muchos, tiene el poder de curar.
Por eso si aún no viste The Wall y tienes la posibilidad ¡hazlo! es una experiencia épica que te la mereces y te la debes y se la debes a la música y a The Wall.
Aclaración: no recibí nada material para escribir este artículo, pero Roger Waters me inspiró y desde hace años lo ha hecho para hacer muchas cosas en mi vida ¿como no le regalaría al menos un post?
Wooow!! Romy dejame decirte que quedaste super linda y natural. Toda una modelo con gracia y elegancia.
Romy….me da gusto saber que le sacaste el jugo a semejante experiencia maravillosa como lo es la musica. Para algunos, y sobre todo para mi, ella es la cura para el alma, la que transforma mis dias tristes porq me relaja.
Yo tambien amo la musica. Que hariamos sin ella