Me acuerdo cuando era niña y en la escuela nos daban lecciones para estudiar. Muchas veces yo lo hacía de memoria, repitiendo como loro. Al decir la lección, si faltaba una palabra me olvidaba del resto. No sabía que la memoria falla y que para que algo quede aprendido de verdad, debemos comprenderlo. Cuando fui creciendo fui aprendiendo técnicas de estudio. Me ayudaron mucho mis padres y una profesora de historia que tuve. Ella relacionaba la historia con sucesos cotidianos, poniéndole mucho humor y ayudándonos a pensar. Fue así como estudiar se volvió algo divertido y me comenzó a ir mejor.
Como adulta me he dado cuenta que, si bien, la época ha cambiado, todavía sucede que muchos niños y adolescentes no saben por qué van a la escuela, o están desganados: han perdido el interés por asistir a la misma. El sistema educativo, por otra parte, está en crisis. Eso hace que las cosas se pongan difíciles.
Entonces ¿Cómo podemos ayudarlos en el estudio? Es importante tener herramientas para ayudarlos a tener éxito en la escuela y que estudiar les resulte más sencillo. Como por ejemplo:
La postura corporal: Hay problemas de columna, tensiones, contracturas que se solucionan con una buena postura. La postura correcta es sentado con la espalda recta, en lo posible relajado, que ninguna parte del cuerpo este tensionada, en equilibrio. Es mejor que la cabeza este recta. Mirando hacia adelante. Para eso es necesario conseguir un atril donde colocar el libro de estudios. La postura con la cabeza agachada generará a los chicos contracturas y, como consecuencia, se cansarán más rápido. Lo explicado anteriormente ayuda a la concentración, ya que nuestro cuerpo se encuentra cómodo, no hay molestias, y nos quedamos quietos por más tiempo.
Extraer ideas principales: Este es un aspecto fundamental para que una jornada de estudio sea exitosa. Para resumir un texto y extraer las ideas principales, es conveniente que les enseñemos a los chicos a realizar preguntas. Por ejemplo: ¿Cuál es el tema principal? ¿Cuáles son las ideas secundarias? Es decir, de qué habla el texto.
Ayúdale a memorizar con historias o reglas mnemotécnicas, que aprendan a decirlo con sus propias palabras. Guíalo, no lo dejes solo, pregúntale si entendió el tema. Quizás en la escuela no se haya animado a preguntar dudas. Indaga bien ese tema.
El lugar adecuado: Elijan un lugar en la casa, dentro de las posibilidades, que esté limpio y ordenado para que se convierta exclusivamente en zona de estudio. Esto ayudará a la concentración. Si cada vez que tenemos que sentarnos a estudiar tenemos que preparar todos los libros y demás elementos, perderemos mucho tiempo.
Todos los días un poco: Día a día con tiempo, elijan un trozo de lo que tiene que estudiar. No esperen hasta el día antes del examen.
Decir en voz alta: Motívalo a que diga en voz alta lo que estudio. De esa manera lo recordará más fácilmente y le dará seguridad si tiene un examen oral.
Sitúalo en el contexto: Ya sea si se estudia historia o matemáticas es fundamental relacionar el tema con la vida cotidiana, así el estudio resultará más divertido y el aprendizaje será exitoso.
La relación de los niños y adolescentes con la educación ha ido cambiando en esta era tecnológica en la que vivimos. Esto hace que tengan más distracciones a la hora de estudiar. Por otra parte, estas nuevas tecnologías han contribuido a que haya más información. Pero es peligroso, porque hay mucho contenido de la web que no es correcto y, si no lo sabemos filtrar, nos puede llevar al error. Es tarea nuestra como adultos el guiarlos concienzudamente para que se integren los dos mundos: el de la escuela y el de la vida cotidiana. Explicarles el beneficio que tiene el estudio para su presente y también su futuro. Si acompañamos a nuestros hijos en todo el proceso educativo, apoyándolos y ayudándolos estemos seguros que tendrán éxito en todo lo que emprendan. Y tú, ¿tienes alguna técnica de estudio que te haya dado resultado?
Foto: Photopin
Deja una respuesta