Escribir: su principal herramienta. De creación, de expresión, de organización. Para poner orden, levantar, animar, impactar. Y si fue la herramienta de Alexander Hamilton, también lo es de Lin-Manuel Miranda. Como un moderno Merlín, Lin transforma el barro en oro, la historia en verso, y el dolor colectivo en canto.
Hoy traigo esta reflexión sobre el musical, el artista y cómo obras como Hamilton reflejan la profundidad de nuestros sueños, las voces que gritan en silencio esperando ser escuchadas, lo que en la oscuridad espera su momento (como canta Eliza en “Burn”). Y cuando el tiempo dice “es ahora”, ¿qué nos canta el viento? ¿Qué nos susurra el sol? ¿Qué nos revelan las estrellas y el agua?
Como en la época de la Revolución de las colonias, la presión y la angustia sólo pueden hasta cierto punto. Allí no hay caída: hay salto. Hay alas. Hay un grito. Cantar desde el cuerpo, desde los pulmones, es un acto de revolución en sí. Las lenguas se amplían, los tiempos se aceleran. El rap en Hamilton es la banda sonora de esta aceleración. Nos cuesta seguir el ritmo, como nos cuesta seguir el mundo de hoy. Pero quien escucha con atención, entiende. Quien practica, canta. Quien siente, se levanta.
Vi el musical por primera vez en julio de 2020, apenas se estrenó en Disney+. En ese año donde todo se volvió upside down, Hamilton me movilizó en varios niveles. La situación sociopolítica y sanitaria hacía del musical un canto de esperanza y redención. Años más tarde, cuando las protestas por los derechos de los inmigrantes se levantaban otra vez, mi hija Sarah, que se sabe todas las letras de memoria, me propuso volver a verlo. Ninguna de las dos recordaba que se cumplían 10 años de su estreno, ni que el elenco original estuvo en los Tony Awards este año. Eso solo confirma que Hamilton no es solo una obra, es un canto popular que pulsa desde adentro. Y nos llama.
Mirarla a ella cantar cada verso con la fuerza del corazón abierto, con lágrimas en los ojos y el cuerpo vibrando, me recordó que también estamos escribiendo historia con nuestras hijas. Que la memoria no está solo en los libros o en los escenarios. Está en la sala de casa, está en la voz compartida, está en el fuego que se transmite.
El detalle en el vestuario, los movimientos escénicos, la composición de cada personaje: todo tiene un código. Hamilton camina en línea recta, siempre al frente, siempre impulsado por la urgencia. Burr se mueve en círculos, observa, espera, ronda. Uno representa el impulso. El otro, la contención. Los que rapean son aquellos que mueren jóvenes. Los que cantan en estilos clásicos, viven más tiempo. Es una lógica simbólica, casi espiritual.
La puesta en escena está cargada de detalles sensoriales: el sonido del tambor acompasado como corazón en suspenso, las luces tenues que se intensifican cuando los personajes toman decisiones cruciales, el crujir de los pasos sobre la madera giratoria que simboliza el tiempo y su movimiento. Cada escena tiene aroma a transición, a urgencia, a destino. La paleta de colores, la coreografía milimétrica, las voces que se entrelazan como hilos de una misma memoria: todo en Hamilton está diseñado para ser sentido con el cuerpo entero.
La canción “My Shot” resuena como un eco ancestral para quienes, como muchos de nosotros, llegamos a este país con el sueño de una vida mejor. Es más que un estribillo enérgico: es un manifiesto. “I’m not throwing away my shot” es la afirmación de alguien que entiende que su oportunidad no es solo suya. Es el eco de todos aquellos que no llegaron, los que quedaron atrás, los que soñaron sin poder concretar. Para quienes somos inmigrantes, aprovechar nuestra oportunidad no es ambición vacía: es honra, es gratitud, es responsabilidad emocional.
Y en el trasfondo, una sombra: el alcohol, presente en la obra como compañero silencioso de los héroes. Como entonces, también hoy. Ciclos que no cierran, heridas que se heredan. Como una nación que aún no logra sanar su violencia armada. Vivo en Pennsylvania, cerca de Filadelfia, donde iglesias y escuelas organizan protestas silenciosas colocando camisetas con los nombres de jóvenes asesinados por disparos. En el año 2022 en la escuela de mis hijos, un compañero fue asesinado. La violencia por armas no solo no ha sido resuelta en el siglo XXI, sino que se intensifica. Por eso, la paz y la vida merecen ser cantadas. Soñar con una vida plena no es un exceso. Es un derecho. Y desde el bosque, desde los árboles y los espíritus que nos cuidan, llega el eco de los que abrieron este camino.
Y si Lin-Manuel Miranda transforma el barro en oro, también lo hace a través de un elenco que, en su mayoría, está compuesto por artistas de color e inmigrantes. Esta elección no es menor: le da voz a la historia de Estados Unidos desde las perspectivas de quienes históricamente fueron silenciados, excepto por el Rey Jorge III, interpretado por un actor caucásico, una decisión simbólica que subraya la otredad del poder colonial.

Y las mujeres en Hamilton… Las Schuyler no son meras acompañantes. Son voz, historia, fuego. Eliza, en especial, es quien preserva la memoria, lucha por la dignidad, sostiene el legado. Ella es el corazón invisible de la historia.
Hamilton no es solo un musical. Es un acto de magia. Escribió con fuego. Y nosotros, al escucharlo, nos encendemos también.
Y mientras reflexionaba sobre esta obra desde mi propio recorrido creativo y espiritual, recordé algo que también comparto en Aurora Plateada: que el arte no es solo expresión, sino conjuro. Que los nombres, los ritmos, las heridas y las palabras tienen alma. Que escribir, ya sea un manifiesto, una canción medicina o una carta para sanar, puede ser también una forma de abrir portales, de recordar y de volver a casa.
🎟️ ¿Cómo ver Hamilton hoy?
🎫 Sorteo digital #Ham4Ham: cada viernes a la medianoche se abre la lotería para entradas en Broadway a solo $10. Cierra el jueves siguiente al mediodía.
📱 Aplicación oficial: descargá la app de Broadway Direct o accedé vía hamiltonmusical.com/lottery
📍 Disponible también para giras en ciudades como Chicago, San Francisco, y otras.
🎧 Disponible para ver en:
- Disney+ (versión filmada con el elenco original)
- Spotify, Apple Music y otras plataformas para escuchar el soundtrack
- YouTube (entrevistas, presentaciones especiales y canciones)
🎵 Detalles curiosos y simbolismo musical
Elemento | Significado |
---|---|
Rap | Usado por personajes que mueren jóvenes o están en lucha interna (Hamilton, Laurens). |
Estilo clásico | Asociado a figuras que sobreviven más tiempo o representan estabilidad (Washington, Eliza). |
Leitmotifs | Frases musicales como “My Shot” y “Wait for It” se repiten con variaciones para mostrar evolución o destino. |
Movimientos escénicos | Hamilton se mueve en líneas rectas. Burr en círculos. Cada gesto es parte del relato. |
✨ ¿Sabías que…?
- Lin-Manuel Miranda escribió Hamilton durante unas vacaciones, inspirado por la biografía de Ron Chernow.
- Algunas canciones, como “Satisfied”, fueron construidas con estructuras musicales circulares que imitan el retroceso emocional del personaje.
- La obra tardó 7 años en completarse. El primer borrador de “My Shot” tomó más de un año entero.
- Miranda está trabajando actualmente en un nuevo albúm conceptual llamado Warriors, “Warriors” de Lin-Manuel Miranda y Eisa Davis:
- Inspiración: El álbum se inspira en la película “The Warriors” de 1979, que a su vez se basa en la novela de Sol Yurick de 1965.
- Concepto Original: La historia original trata sobre una pandilla de Coney Island que intenta regresar a casa después de ser culpada por el asesinato de un líder de pandilla.
- El Giro: Miranda y Eisa Davis (co-creadores del álbum) cambiaron la perspectiva, haciendo de las “Warriors” una pandilla exclusivamente femenina. Esto les permitió explorar temas de misoginia y violencia desde una nueva óptica.
- Colaboración: Miranda y Davis colaboraron en el álbum, con Miranda enfocándose en la música y Davis en las letras y la narrativa.
- Género: El álbum mezcla hip-hop, teatro musical y varios estilos que reflejan la diversidad de la ciudad de Nueva York.
- Temas: El álbum explora temas de venganza, paz, violencia, adversidad y pérdida, con un enfoque en cómo las mujeres podrían responder a estos desafíos.
- Pieza Independiente: Los creadores buscaron que el álbum fuera lo suficientemente distinto como para valerse por sí solo, en lugar de ser percibido como una adaptación directa de la película.
Esta reflexión me recordó también el poder que tiene el arte cuando lo dejamos ser guía y puente. Más allá de las estructuras, la expresión creativa puede sanar, expandir y revelar lo que a veces no podemos decir de otro modo.
Romina Tibytt.
Si sentís curiosidad por explorar los beneficios de crear desde lo intuitivo, lo onírico y lo simbólico, te invito a visitar mi espacio: Aurora Plateada, un lugar donde la palabra, el color y la vibración se entrelazan para abrir portales al alma.
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