Anoche mi hijo mayor, que en aquel entonces al ataque a las torres gemelas estaba gestándose en mi vientre, me dijo: Mami, mañana es 11 de septiembre…. esas fueron todas sus palabras, pero su rostro lo decía todo.
Uno sigue hacia adelante, pero aún cuesta ver desde la costanera de mi ciudad, hacia el espacio que quedó vacío en el bajo Manhattan, y ahora comienza a ser ocupado por unas nuevas torres que se elevan hacia el cielo.
El miedo, el terror, el ataque a la integridad y a los más preciado que tenemos, la vida misma, no sé si realmente nos enseña algo positivo, lo único que nos deja, es una reafirmación de que aunque hemos evolucionado aún quedan muchas por superar y que el hombre aún tiene mucho…. MUCHO que aprender.
Y aunque es un día que nos moviliza tristezas y mucho desánimo, realmente quiero creer que todo nos deja una enseñanza y como los mismos neoyorquinos lo demuestran, hay que seguir hacia adelante y nunca perder las esperanzas por un mundo mejor, en el que reinen la paz, el amor, la igualdad y ver los derechos de los seres humanos convertidos en una realidad y no una utopía inalcanzable, un mundo en donde podamos decir, somos todos iguales, nadie sufre sed, nadie sufre hambre, sentir que en algún momento lo conseguiremos, aunque tal vez en mi fugaz paso por este mundo no lo llegue a ver, pero sentir que de alguna manera hemos colaborado aunque sea un poquito por empujar hacia adelante y ver materializados todos esos anhelos que todos tenemos, pero que cuestan tanto….
Esa mirada, llena de luz, que tiene todo el futuro a sus pies, que jamás nada ni nadie, permitan que se manche, que se apague, es difícil, viviendo tan cerquita del lugar donde a pesar de comenzar a ver el esfuerzo por sanar, la herida sigue sangrando, explicar a una inocente mente lo que ese día pasó, es que ni los adultos llegamos a comprender de fondo, tanto odio, tanta maldad.
Les pregunto ¿cómo hacer para extraer la enseñanza? En la escuela les enseñan y todos los años les hablan del 11 de septiembre y del ataque que significó, pero me cuestiono y muy profundamente, que es lo que esas clases dejan en los niños.
Entonces volvemos a la pregunta ¿que hemos aprendido en estos 11 años? Y ahora me retracto, tal vez mucho, dicen que de las caídas se aprende, y claro no es la manera más placentera de aprender, pero de que se hace, se hace, es un aprendizaje por la fuerza, y en mi corazón que en este momento se acelera rápidamente, pido que sean cosas que nos enaltezcan como seres humanos, como los reyes inteligentes del reino animal, que sean cosas que nos obliguen a ser mejores, a que se terminen las guerras, la muerte.
Espero que todo esto, nos haya puesto por la fuerza cara a cara, con lo más jodido (y perdón el término) que lamentablemente todos llevamos dentro, y nos recuerde que debe desaparecer ¿quién quiere un futuro lleno de odio y muertes para sus hijos? Les pregunto sinceramente, y me disculpan si hiero susceptibilidades, pero ¿quien realmente, cria, educa y entrega toda una vida a sus hijos para luego mandarlos al frente de batalla? Nadie, ¡nadie! ningún padre quiere ver a un hijo regresar en un cajón de madera de una guerra, al menos nadie que ame de verdad a sus hijos.
Y el mundo gira según lo que padres vamos construyendo, inculcando, enseñando a los niños, ellos construirán el futuro, y ojalá tengamos el valor y asumamos la responsabilidad tan grande que nos ha sido encomendada.
Como vemos, hay enseñanzas, pero no son fáciles de asimilar, no son fáciles de comprender y mucho menos de enfrentar, un enfrentamiento que nos movilice al cambio, tal vez sería mucho más fácil, tomar el tema más a la ligera, todos queremos enterrar nuestros peores fantasmas, pero la verdad es que allí están, se esconden en las sombras, y algo o alguien siempre se encarga de empujarlos hacia la luz, es que un fantasma no se entierra.
Digo ¡hagámonos cargo, fuera la queja y a seguir luchando por un mundo mejor! Como dice mi compatriota Diego Torres ¡se que las ventanas se pueden abrir, cambiar el aire depende de ti, te ayudará y vale la pena! ¡Se puede! ¿nos pintamos la cara color esperanza?
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