Como sabrán aquellos que siguen mis publicaciones en mamaxxi.com, mi hijo Manuel nació prematuro durante la semana 34 del embarazo, debido a una enfermedad en el hígado de la mamá, llamada Colestasis intrahepatica del embarazo. En esta entrega, desarrollaremos cuáles son los síntomas de la enfermedad, cuáles son sus posibles causas, cómo se trata y qué efectos puede tener en la mamá y el bebé.
Empecemos explicando entonces, qué es y por qué se genera.
Qué es y por qué se genera la Colestasis Intrahepatica del Embarazo
Como comentamos en entregas anteriores, la colestasis es una disfunción hepática en la cual el hígado disminuye o detiene la secreción de bilis, situación que provoca la acumulación de líquidos y sales biliares en el intestino. En el caso de las embarazadas, suele presentarse en el tercer trimestre y es denominada “Colestasis intrahepática del embarazo” porque es el mismo hígado el que reduce su producción de bilis, relacionado con la presencia de la placenta en el útero de la madre y el aumento significativo de progesterona y estrógenos durante este periodo. Hasta el momento, ésta es la causa posible más aceptada entre los profesionales, que de todas maneras, no han podido detectar a ciencia cierta, cuál es el factor fundamental que la genera.
A las pocas semanas de retirada la placenta y nacido el bebé, la enfermedad desaparece por completo sin dejar ninguna señal.
¿Cómo detectarla?
Por suerte, el cuadro clínico es muy simple de detectar, ya que las madres que la padecen sufren de picazones intensas, principalmente en manos y pies, que no las dejan dormir por la noche y en los casos más severos, también se presentan signos de ictericia como la orina oscura y de olor intenso, las heces pálidas, la piel amarillenta y la parte blanca de los ojos también con tonalidades amarillas. Por lo tanto, el cuerpo lo demuestra de manera clara e inmediata.
Ante la presencia de estos síntomas, todos juntos o alguno de ellos por separado, la madre debe acudir con urgencia a su médico obstetra, quién les recetará una serie de análisis de sangre y estudios complementarios que confirmaran o descartarán el cuadro. Si en el análisis de sangre los niveles de sales biliares y bilirrubina se muestran aumentados por encima de los niveles normales, se confirma la enfermedad.
¿Qué dificultades puede traer a la madre y al bebé?
En la gran mayoría de los casos esta enfermedad se controla con la medicación, pero para no correr riesgos, el obstetra sugerirá inducir el parto en la semana 37. A partir de esta semana aumenta drásticamente la posibilidad de que el bebé expulse su meconio dentro de la placenta, lo cual generaría sufrimiento fetal y probable muerte súbita. Por otro lado, el exceso de líquidos biliares contamina el líquido amniótico.
En la madre, los riesgos no son muchos, pero si no se controla la disfunción hepática, esto puede causar una lesión permanente en su hígado.
¿Cómo se trata?
Una vez confirmado el cuadro, el obstetra recetará una serie de cremas antihistamínicos para palear la comezón y un medicamento llamado ácido ursodeoxicólico que regula los niveles de líquidos y sales biliares, protegiendo así el sistema digestivo de la madre. Para controlar que el bebé demuestra un crecimiento normal y que la madre no empeora su funcionamiento hepático se realizarán ecografías y análisis de sangre periódicos (cada 10 días, aproximadamente).
También es probable que se le administre a la madre una o dos dosis de inyecciones con corticoides para acelerar el desarrollo pulmonar del bebé, en caso de que se precipite el nacimiento prematuro
En este escenario poco agradable, si los análisis dan bien y el bebé demuestra crecimiento y vitalidad, se podrá llegar a la semana 37, momento en el cual el obstetra sugerirá inducir el parto.
Si la situación se complica, tanto para la madre como para el feto, se practicará una cesárea de urgencia, tratando de llegar lo más lejos posible durante la gestación, sin arriesgar la vida del feto y la salud de la madre.
La colestasis intrahepática del embarazo es una enfermedad poco habitual, que se presenta cada año con más frecuencia, principalmente entre las embarazadas de origen latino, por tener predisposición genética. Si sientes mucha picazón en manos y pies durante el embarazo, no dudes en consultar con tu médico, que detectada a tiempo, ésta enfermedad es tratable y no suele presentar mayores consecuencias.
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