¡Hola amiga! ¿Cómo estas? ¿Cómo has comenzado diciembre? ¿Feliz, cansada, estresada, tranquila?
Imagino que la respuesta común será: con estrés, ya que a nivel laboral se cierran etapas, terminar un año hace que inevitablemente hagamos un balance o participemos de despedidas de año y de la organización de las fiestas navideñas.
No se tú, pero yo ya necesito vacaciones aunque debo confesar que estoy mejor que hace unos años. Es que hace un tiempo las fiestas de fin de año me súper estresaban.
Por dos razones:
La primera es: porque no quería engordar. Es que vivía a dieta todo el tiempo. Me privaba de alimentos que creía que me hacían mal, hacía ayunos, me moría de hambre y vivía preocupada por las calorías. Entonces la llegada de las fiestas de fin de año era un momento tenso porque no disfrutaba de la comida o me daba tremendos atracones del hambre que tenía. Ahora no sigo ninguna dieta sino que trato de comer variado y saludable, dándome gustos. Comprendí que si estoy estresada por la comida es contraproducente, porque si me restrinjo me dan ganas de comer el doble, por eso como un poco de todo y no tengo tantos antojos. En otra oportunidad te contaré del método no-dieta que estoy siguiendo.
La segunda razón es que tenía que enfrentarme a los comentarios de familiares. Especialmente de una tía que siempre tenía que opinar de mi vida y de la de los demás. Ella era experta en todo: cuando yo estaba sin pareja me decía: “vamos, baja de peso, a los hombres les gustan las mujeres delgadas”.. A mi me daba mucha bronca escuchar eso. Sobre todo porque no sabía qué contestarle. No sabía cómo defenderme porque, debo reconocer, era muy insegura y la angustia me paralizaba. Recuerdo que una vez, tomé fuerzas y puse mis manos suavemente sobre sus hombros, la miré fijamente y le dije: “basta, si vienes a la reunión que sea para pasarla bien, no para querer arreglarle la vida a otros”. Se que ella se merecía otras palabras mas fuertes quizás pero no lo hice para que el resto de mi familia no pasase por un mal momento.
Por suerte, ésta tía dejo de participar de las reuniones familiares. Pero verla a ella y a su esposo era una tortura para mí, porque sentía que estaban observando todo el tiempo lo que comía. Parece ser que la gente se cree con derecho a opinar del cuerpo del otro. Que si estás flaco, delgado, calvo, gordo etc. Es que la gente se vuelve, y a veces nosotros también lo hacemos, policía del cuerpo del otro, es increible el nivel de agresión que tenemos los unos sobre los otros.
Pero no sólo del cuerpo opinan, sino que también tienen algo que decir de la crianza de nuestros hijos y ¡ay, eso es tema aparte!: que si todavía le das el pecho, que cuándo vas a tener otro. Si no tienes niños, o estás soltera te preguntan: ¿para cuándo? En fin, seguro esto es historia conocida para ti.
Por eso quiero darte algunos tips que a mi me sirven mucho a la hora de reunirme, no sólo en familia, sino con conocidos y poder sobrevivir a los momentos incómodos.
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Cómo sobrevivir a las fiestas de fin de año:
–No hablar de ciertos temas: el fútbol, la religión y la política son temas que apasionan a la mayoría de la gente. Por eso lo mejor es evitarlos para que no haya conflictos.
–Oídos sordos a las palabras molestas: o te haces la que no escuchas o contestas con diplomacia. Esto dependerá de tu manera de ser: si prefieres ignorar o responder irónica o ingeniosamente, cambiar de tema, respondiendo con otra pregunta, etc
–No querer resolver los problemas personales. Para eso tienes todo el año. Lo mismo si algún familiar se acerca a ti para hablar algún tema escabroso. Dile que mejor juntarse en privado otro día a conversar.
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–Si estás dispuesta a responder preguntas incómodas, prepara respuestas ingeniosas. Por ejemplo, si te dicen: ¿hasta cuando piensas darle el pecho a tu hijo? dile: “hasta dentro de 15 minutos”.
–Ten un as bajo la manga. Prográmate una alarma en el teléfono, así suena un par de veces en la noche. Tendrás la excusa para ir a “hablar” a otro lado y así descansar un rato de las conversaciones incómodas.
–El baño: siempre puedes utilizar la excusa del baño para huir de una conversación innecesaria.
–Anticipate a tus parientes: si sabes que te encontrarás con personas cuyos comentarios o manera de ser son diferentes a los tuyos, antes de ir a la reunión recuerda esos comentarios. De esa manera no te tomarán por sorpresa. No les des mayor trascendencia, porque ten en cuenta que ellos no cambiarán su punto de vista y tu tampoco así que lo mejor es dejar pasar lo que digan.
–Disfruta del momento con tus seres queridos, observa sus virtudes. Concéntrate en ellas y en el porqué están juntos. Si quieres, antes de la reunión puedes hacer una lista con las virtudes de las personas con las que no te llevas bien. Eso ayudará a mirarlas con otros ojos.
–Colócate estratégicamente cerca de las personas que te llevas mejor.
Para finalizar, recuerda que ningún cambio es posible si nosotros no estamos dispuestos a cambiar. Aunque los demás permanezcan en actitud negativa, tu cambio de enfoque te ayudará a vivir de manera mas saludable y a que la negatividad o los comentarios hirientes de los demás te resbalen.
Ojalá que estos tips te ayuden a reducir la ansiedad y el stress que provocan las reuniones de fin de año y que tengas felices fiestas. Si tienes alguna otro tip o estrategia, no dudes en contarla en los comentarios, seguro a todas nos servirá.
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