Imaginemos por unos segundos, lo que es ser un bebé, que somos un bebé. Totalmente dependientes, frágiles. Sin la capacidad de poder comunicar con claridad que nos pasa, que necesitamos, sentimos o que nos duele. Todo nuestro universo es un sol que nos da calor, nos alimenta, nos envuelve con sus brazos y su voz que es como una música permanente que nos hace sentir seguros, protegidos, amados.
Cuando me convertí en mamá, ya a partir de los embarazos, comencé a leer ¿que digo leer? ¡devorar! información sobre crianza de los hijos. Y en la mayoría del material que leía, siempre encontraba sobre la importancia del amor y contacto con el bebé. Tengo muy grabado, cuando en un libro de un pediatra leí que inclusive cuando el bebé esta durmiendo, necesita escuchar que su mamá le dice “te quiero” “te amo” “eres importante para mi” al igual que recibir besos, y caricias suaves. Estos gestos simples, espontáneos e incluso necesarios. Porque las mamás necesitamos besar, abrazar y demostrar a nuestros hijos cuanto los amamos, son básicos para un desarrollo integral y saludable.
Y si bien cuando son recién nacidos y hasta los tres años (el 85% del cerebro está desarrollado a los 3 años), es cuando más requieren de toda nuestra atención, a medida que van creciendo y adquiriendo independencia, de todas maneras necesitan de nuestro amor y pequeños gestos cotidianos que alimentan y sostienen la base sobre la que edificarán la estructura del mañana.
A mi me parece que se pasan demasiado rápido los años, parece ayer cuando mis hijos eran unos tiernos bebés, tan pequeños y frágiles. No puedo creer cuanto han crecido. Y si bien me da nostalgia, intento aceptar y vivir con intensidad el presente. Es así, que cada día se convierte en una nueva oportunidad de disfrutar con mis hijos, compartir experiencias, conversaciones, juegos, tareas, comidas, la hora del baño y todas esas pequeñas actividades cotidianas que parecen mundanas y mediocres, pero que sin embargo son el camino perfecto para alimentar todos esos aspectos que mencionábamos algunos párrafos atrás. Por lo tanto el mejor regalo que puedo tener como mamá, no lo recibiré este próximo Domingo, sino que lo recibo día a día, en la mirada iluminada de mis hijos, escuchando sus anécdotas, en sus abrazos a la salida de la escuela, escuchando sus risas mientras jugamos con las burbujas en la bañera, cuando me dan un beso antes de ir a dormir.
Si tu tienes un bebé, recuerda que además de ser un importante alimento emocional para ambos, el contacto físico, los masajes, los abrazos y otras actividades comunes y compartidas en la rutina, son un estímulo imprescindible para el buen crecimiento del bebé y desarrollo comunicacional y de aprendizaje.
Te invito a aprender más sobre este importante tema, siguiendo a Johnson’s Baby en las redes sociales:
¡No dejes de ver el siguiente video!
Y por último, les comparto una muy interesante infografía, sobre como estimular los sentidos y el cerebro del bebé, a través de prácticas sencillas de la vida cotidiana.
This is a sponsored campaign in collaboration with JOHNSON’S® and Latina Bloggers Connect. However, all opinions expressed are my own.
Paula Bendfeldt-Diaz dice
Es increíble como los olores están conectados con las memorias, no sabia que los bebes empiezan a usar el sentido del olfato desde que están en el vientre de la madre. Super interesante!
Laura Rodriguez dice
Uno les da cariño a los hijos sin ningún esfuerzo, (es lo más lindo) pero es importante saber que eso es fundamental para el desarrollo del cerebro. Muy lindas las fotos, Romina, sos una excelente mamá. Que pases un día de la Madre hermoso justo a tus chiquitos que doy fé que te adoran!
Diana Rodriguez - Entre Compras y El Hogar dice
Es linda esa etapa, nosostros la disfrutamos mucho!!!
Mayito Castillo dice
Que lindo articulo, me encanta oir Hablar de esas tiernas personitas Que Nos trasmiten amor, alegria y ternura.