La dinámica familiar ha cambiado rotundamente en la sociedad contemporánea, ya que el tradicional esquema en el cual el padre salía a trabajar cada mañana para volver recién a la tarde y la madre se quedaba en la casa cuidando del bebé y realizando los quehaceres domésticos ha mutado con los años. Hoy en día, muchos padres trabajamos desde casa y convivimos las 24 horas con el bebé, la madre y las necesidades del hogar. Por este motivo, a continuación, comentaremos las ventajas y dificultades que ofrece la modalidad de “home office” en la vida del padre moderno.
Por un lado, la principal ventaja que presenta trabajar en casa, al momento de convertirnos en padres, es poder compartir con el bebé todo el día. Esto puede sonar atemorizante o agobiante para muchos hombres, pero estar presente y experimentar el crecimiento diario de un niño es una experiencia inigualable.
Lamentablemente, en la mayoría de los países del mundo, el hombre no es respetado en su rol de padre de un recién nacido y las licencias laborales por nacimiento suelen ser muy breves e insuficientes. A los pocos días, el padre se ve obligado a regresar al trabajo, ausentándose de la casa por 8, 10 y hasta 12 horas diarias. Esto resulta injusto para la madre que debe ocuparse al 100% de las necesidades del recién nacido e injusto para el padre que no puede disfrutar de las pequeñas cosas que hacen a los primeros meses de vida únicos e irrepetibles.
De todas maneras, trabajar en casa con un recién nacido resulta muy dificultoso, debido a las constantes distracciones que esta situación genera. El bebé es un imán de atención muy poderoso y cada llanto, ruido, sonrisa y hasta incluso sus silencios son motivos de dispersión, que divergen nuestra atención y perjudican el rendimiento productivo.
Para evitar el estrés que genera la sensación de no estar rindiendo lo suficiente con el trabajo, es indispensable organizarse en familia (con la madre y el resto de los integrantes como hermanitos, abuelos y tíos del bebé) para respetar horarios y momentos laborales (tanto del padre, como de la madre) y generar así, condiciones propicias para la producción laboral.
Por lo tanto, es recomendable fijar una programación con horarios y un calendario de objetivos, para encontrar la mejor dinámica de convivencia posible en esta situación compleja que incluye “hogar + bebé + pareja + trabajo”, con todos las tareas que esto representa.
Una vez organizados, trabajar en casa ofrece la posibilidad incomparable de tomarse pequeños recreos para jugar con el bebé y compartir actividades cotidianas con él o ella. De todas maneras, es importante repetir que debemos manejar con inteligencia dichas interrupciones, para que no se vuelvan nocivas para la salud laboral del padre.
En definitiva, para aquellos que cuentan con la posibilidad de trabajar en casa, la llegada del bebé resulta un importante desafío. Pero no desesperes, que una vez que le tomas el ritmo y logras organizarte, aprenderás a disfrutar de ser un padre que trabaja en casa.
Deja una respuesta