Tener a un bebé en la casa es un desafío constante, porque todos los días surgen nuevas necesidades y capacidades en el niño. En nuestro caso, un ejemplo claro de este cambio permanente fue la aparición de los primeros dientes de Manuel. En esta entrega, les comentaré cuáles son los síntomas que esta nueva etapa trae en el pequeño y qué cuidados debimos adoptar.
No todos los bebés desarrollan sus dientes en el mismo momento, es normal que comiencen a aparecer a partir de los tres meses, pero por lo general se suelen ver los primeros dientecitos alrededor del mes seis. Este fue el caso de Manuel, que durante todo su sexto mes de vida, aumentó la necesidad de llevarse cosas a la boca, mientras que su caudal de saliva creció considerablemente. Ante estos indicios, Caro y yo sospechamos que en cualquier momento veríamos aparecer su primer dientecito y hasta nos pareció ver la punta del canino superior derecho asomándose.
Pero no fue así para nada, al ir al pediatra por una consulta de rutina, le mostramos la punta del diente que creíamos ya estaba asomando y el médico nos dijo que era sólo un quiste benigno de leche, pero que de todas maneras, ya tenía los dos incisivos inferiores saliendo. Ya se podían ver con claridad.
De un momento al otro, nos topamos con que nuestro bebé ya tenía dos dientes que no advertimos crecer, por estar revisando diariamente su encía superior, cuando en realidad todo estaba sucediendo en la de abajo.
Al investigar un poco al respecto, aprendí que los primeros dientes que salen son siempre los dos incisivos inferiores, luego salen los incisivos superiores, para más tarde ir extendiéndose hacia los costados en un proceso que tarda unos 30 meses, hasta completar una totalidad de veinte dientes de leche.
Por la presencia de sus flamantes dientes, Manu quiere morder todo lo que tiene a su alcance y se muestra de mal humor en algunas ocasiones. Evidentemente el crecimiento dentario genera dolores o molestias que ponen de mal humor al pequeño, pero bajo ningún tipo de concepto justificaría cuadros de fiebre, diarrea o llantos inconsolables.
Muchas personas creen que el crecimiento de los dientes puede generar todos estos malestares, pero los especialistas descartan de tajo cualquier relación entre el proceso de aparición de los dientes con cuadros febriles o diarreicos. Por lo tanto, ante cualquiera de estos síntomas, hay que consultar al médico inmediatamente.
Por otro lado, me sorprendió aprender que la boca de los bebés necesita de cuidados muy similares a los que tenemos los adultos para no contagiarse de caries. Según la Asociación Americana de Pediatría, previamente al crecimiento de los dientes es recomendable limpiar las encías del bebé dos veces al día con una gasa estéril húmeda. Una vez que los primeros dientes ya hayan salido, es recomendable limpiarlos con cepillos y pastas especiales para bebés, dos o tres veces al día. Esto previene que las bacterias que se acumulan en la boca debiliten el esmalte natural de las piezas dentarias y se generen caries.
Algunas recomendaciones básicas: no alimentar a los niños con alimentos con azúcar agregada, no permitir que se duerman con el biberón en la boca, ya que los residuos de leche son perjudiciales para los dientes, e higienizarles periódicamente, recordando siempre que su necesidad constante de morder, los expone a todo tipo de bacterias que van directamente a sus boquitas.
Ver a tus hijos cumplir con estas etapas lógicas del desarrollo es una experiencia única difícil de experimentar de otra manera, porque aunque sea algo simple y natural, verlos crecer todos los días, te llena de felicidad. Así que si tu bebé está rondando los seis meses, prepárate porque en cualquier momento verás sus primeros dientes y acuérdate siempre de revisar su encía inferior primero.
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