Hola mis queridos lectores. Hoy les vengo a abrir un poco el corazón y otro poco a dejarles algunas recomendaciones que a mi me han servido para cuando me ha tocado atravesar un mal momento. Sinceramente, siento que recién estoy saliendo. Más que un momento, fue un período de golpe tras golpe. Intento escribir esto con el menor dramatismo posible. Los que me conocen a profundidad saben a ciencia cierta que el drama no es lo mio. Es más, le tengo miedo al drama. Le tengo miedo a los problemas. No me gusta estar enojada, no me gustan las discusiones. Sin embargo cuando queremos crecer, llega un momento que si o si pareciera como que la vida nos pone a prueba. Hay que enfrentarse a los miedos y aunque es duro, duele, al final si aprovechamos salimos fortalecidos.
Hace unos cuantos meses, alrededor de medio año ya, que mi vida comenzó lentamente a girar hasta que me dejó completamente patas para arriba. Durante muchos años, años largos, yo me repetía a mi misma que hasta los 35 años toleraría ciertas cosas pero que no más allá de eso. Increíblemente, a mis 35 las cosas se acomodaron, o fue una proyección de lo que interiormente tanto anhelaba, para llevar adelante el cambio que esperaba. Para mejorar. Me sentí con miedo, llena de terror, pero de que otra manera podemos lograr la vida que anhelamos si no tomamos decisiones. El destino lo vamos moldeando. Hay que tomar las riendas. Confiar y dar los pasos necesarios. Hay que llenarse de valor y atreverse. No creo que haya sido lo más dificil que he hecho. No hay nada hasta el momento que me haya dado más miedo que el hecho de venirme a vivir sola aquí. Eso creo fue lo mas dificil. Era más chica. No tenía experiencia como adulta ¡era una nena!! Sin embargo, dejé que se me cayeran las lágrimas, pero me las sequé y me vine. Le di para adelante. Y aquí estoy, 15 años después. ¿Si cometí errores? Tantos que ni recuerdo y también he tenido que enfrentarme a miles de desafíos. Sin embargo, the show must go on.
Tras dar el paso que les comentaba, no sé como explicarlo, pero una enorme tormenta se desató sobre mi. Y no precisamente relacionada a mi desición. Claro que algunas si, pero como se dice porpularmente, me encontré frente a “una mala racha”. Literalmente fueron meses en el que día tras día algo me ocurría. Problemas por donde mirara. Y poco a poco, fui cayendo en un pozo oscuro en el que por momentos pensé que no lograría salir. Quería huir de ese estado negativo, de la angustia, y eso me generó estados de ansiedad permanentes y que recién ahora siento que voy dejando atrás, aunque por momentos me persigue. En realidad, la ansiedad es algo que vengo experimentando hace muchos años, pero en este período de desafíos se intensificó como nunca antes.
Es duro cuando se pasa por una etapa de depresión. Noches y noches de insomnio o sin poder dormir bien. Lloré tanto que mi rostro poco a poco comenzó a mostrar las señales. Ojos hinchados, ojos tristes y cansados, la pérdida de peso. Y yo me daba cuenta y por un lado hice hasta donde pude lo que me correspondía para seguir hacia adelante, pero cada día representó enfrentarme a una realidad de la que quería salir corriendo. Estaba cansada. Agotada como no puedo describir con palabras. Triste. Enojada otro poco. Frustrada como no se dan una idea. Mal.
Sin embargo, si hay algo que no hice, fue quedarme tirada en la cama. Primero porque yo no soy así. Segundo porque soy Madre. Madre de tres hermosos hijos que se vieron profundamente afectados por mi situación. ¿Cómo no? En realidad ellos no tienen idea de cuan profundo mi dolor llegó a ser, pero si me vieron llorando, me vieron quebrada en más de una oportunidad, sin embargo también cada vez les demostré que ellos son todo lo mejor y que la vida aunque a veces nos presenta situaciones difíciles hay que luchar para superar los obstáculos y salir adelante.
Así es que en las próximas lineas les voy a contar que fue lo que hice bien y que hice mal, a manera de recomendaciones para que si en algún momento se encuentran pasando por un período difícil como a mi me tocó, logren ayudarse y salir adelante.
1- Haz algo nuevo que disfrutes. En un Domingo que sentía que se me venía la depresión encima, salí a la calle con la firme decisión de pasar por la escuela de inglés y anotarme. Era algo que hacía mucho quería hacer, perfeccionar my English, pero que por diversos motivos no hacía. Tuve la suerte de encontrarla abierta, ese mismo Domingo me tomaron el exámen de nivelación y al otro día comencé.
Comenzar a estudiar algo nuevo. Un nuevo proyecto, algo que nos nustra, que nos haga sentir que estamos haciendo algo para mejorar, para crecer, es un muy buen estímulo en momentos de depresión o dificultades. Nos mantiene con la cabeza ocupada en algo productivo y la autoestima en un nivel saludable. En mi caso, los estados negativos que atrevasaba me generaron dificultades de concentración, sin embargo durante mis clases de inglés, es durante los pocos momentos del día que vivo el presente, me concentro y disfruto.
2- Arreglate como si fueras a salir. Yo trabajo desde la casa, por lo que durante años solo me arreglaba para salir y el resto de mis días me la pasaba en pantalones cómodos, despeinada disimulando con una colita. Sin prestarle atención a mis apariencia. En cuanto comencé a estudiar y a salir todos los días de la casa, comencé a tener mi rutina de belleza, por decirlo de alguna manera. Vestirme arregladita cada día, peinada, con un poco de maquillaje, realmente me levantó la autoestima. Es un detalle que tal vez al principio requiera un poco de fuerza de voluntad, pero una vez que nos acostumbramos pasa a ser parte de nuestros días y luego sencillamente, nos sentiremos mal al vernos desarregladas. ¡Arréglate!!! Vas a ver lo bien que hace!
3- Camina (o haz ejercicios). Tal vez otros de los motivos por los que adelgacé mucho, además de los nervios y la mala alimentación (algo que no debes hacer y que hablo más abajo sobre esto) sea porque comencé a caminar mucho. Toda mi vida amé caminar. Me resulta terapeutico. Es mi manera de meditar. Comencé con 80 cuadras diarias y luego aumenté a 100, escuchando música y nada más.
Correr dicen es incluso mejor, pero a mi no me gusta. Hacer ejercicios aérobicos. Bailar. Saltar. Andar en bicicleta. Hacer yoga. Nadar. Tu sabes cual es la mejor opción para ti. Esfuérzate a hacer algo con el cuerpo. Te aseguro te sentirás mucho mejor. Y recuerda que meditar es también una buena opción para buscar la calma. Hace poco me recomendaron una aplicación que se llama Calm. La misma es por un tiempo gratis y luego tienes que pagar, pero es probable que haya otras gratis, con las que vas siguiendo indicaciones para relajarte y busca la paz interior. A mi caminar, me ayuda a reflexionar, a ver las cosas de otra manera, a llorar cuando estoy reprimiendo, a despejar mi mente, a sentirme que todo pasa y que en ese momento no importa más que el camino que avanza con cada uno de mis pasos, como una alegoría del movimiento permanente que es la vida. Me ayuda a respirar. Respirar mejor. A liberar estrés. A cansarme, que es necesario cuando estamos muy tensionados para poder dormir mejor durante la noche.
4- Rodéate de gente positiva. Otra de las cosas que me sirvieron… uffff … enormemente, fue la de rodearme de gente positiva. Personas con buena energía, similares a mi, con gustos compartidos. Si bien durante estos meses también serví de apoyo para mis amigos que no estabaan bien. Porque ellos saben que siempre pueden contar conmigo. También conté con el invaluable apoyo de amigos que sabían de mis problemas y me ayudaron y con otros que no tenían ni idea, pero que me contagiaron de su buena onda.
No tuve medio de decir que No a mis amigos que se son pesimistas. No me servía eso. Necesitaba cuidar mi salud mental y emocional como si fuera un cristal rajado a punto de estallar. Así hice y realmente es increíble lo bien que me ha hecho. Claro que me sentí sola muchisimas veces, pero tuve la fortuna también de que lindas almas me compartieron un poco de su brillo en momentos en que sobre mi reinaba la oscuridad.
5- Haz nuevos amigos: Hacer nuevas amistades es siempre muy refrescantes. Para que estamos en esta vida si no es para compartirla con otros. Si viste la película Into the Wild o leíste el libro, recordarás la excepcional reflexión que hace Chris al final de su vida “la felicidad solo es real, cuando es compartida”.
No te cierres. No te aisles. Habla con la gente, deja un poco el teléfono de lado. Sal a la calle. Habla con desconocidos. Comparte conversaciones interesantes.
6- Habla de tus problemas con tus amigos o seres queridos: No digo de hablar cosas íntimas o delicadas con todo el mundo. Pero compartir nuestros problemas con personas de confianza como amigos cercanos o algún familiar, no sólo sirve para desahogarse, sino también para recibir comentarios de aliento y otra perspectiva de los que estamos viviendo. Hablar, sacar afuera, llorar, es siempre bueno. No hay que guardarse las cosas, expresarse, mostrar las vulnerabilidades, no nos convierte en más débiles, nos convierte en humanos, imperfectos como somos, no tenemos las respuestas a todo. Somos sensibles, nos duele cuando nos hieren o nos toca atravesar etapas difíciles. Yo soy de las que siempre presta el oído para quienes lo necesitan, mis amigos si están leyendo estos renglones pueden dar fe de esto, incluso mis más recientes amistades han podido encontrar en mi un hombro, silencio y palabras motivadoras. Cuando a mi me hizo falta, allí ellos estuvieron y realmente no tiene valor. Hace bien. Es terapeútico y da fuerzas.
Dar y Recibir, y viceversa una y otra vez.
7- Ordena tu casa, organiza tus cosas: Naturalmente soy desordenada, pero me hace sentir mal. Hace unos cuantos años comencé a esforzarme por mantener mi casa y mis cosas en orden. Poco a poco, con el paso del tiempo me he ido acostumbrando y aunque hay días que me cuesta algo más, ordenar, limpiar ya casi forma parte de mi rutina. Tener las cosas en orden y ver las cosas en orden y limpio me hace sentir bien. Siento que la energía fluye mejor y considero que el ambiente exterior lo que me rodea es una proyección de mi interior.
8- Alimentate bien: Una de las primeras cosas que pierdo cuando estoy pasando por estrés, es el apetito. Ya me ha sucedido cantidad de veces en el pasado. Sin embargo sobre que nos quedamos sin fuerzas por el desgaste que nos produce el estrés, si no nos alimentamos bien no tenemos como recuperar energía. Aunque las cantidades de alimento que consumamos sean menores, hay que prestar especial atención a la calidad de nuestra dieta. Que sea equilibrada y con nutrientes para mantenernos con la fuerza que necesitamos para salir adelante. Sanos.
10- Toma mucha agua: Mantenernos con una buena hidratación es algo que debemos hacer en realidad, absolutamente todos los días. Sin embargo quise mencionarlo dentro de los puntos, ya que para mi el agua es realmente vital. Me hace siempre sentir bien, me renueva, entre el líquido que consumo en grandes cantidades durante el día y la ayuda del agua durante un buen baño a la noche, el agua me transmite paz.
11- No pierdas la perspectiva de las cosas: Cuando estoy pasando por alguna situación complicada, un momento doloroso o algún problema, claro que lloro y me frustro y me quejo, sin embargo también soy de las que hacen análisis a profundidad dentro de mis posibilidades y siempre trato de no sobre-reaccionar. No exagerar. A veces pido opinión a mis seres queridos cercanos para que sinceramente me digan si mi manera de ver las cosas es equivocada o tan sólo para tener otra perspectiva del asunto. Las caminatas que te mencioné anteriormente, también me ayudan para reflexionar y despejar un poco la mente. Siempre se puede cambiar la perspectiva, para eso hay que moverse, cambiar de lugar 😉
12- Realiza afirmaciones positivas: Tengo dos amigas que realizan afirmaciones positivas como para ayudarse a mantenerse enfocadas en los cambios que desean lograr y me insistieron en que las haga. Creo, estoy convencida, que los pensamientos son energía y como alguien me dijo hace poco, hay que mantener una frecuencia alta. Por lo tanto las puse en práctica, y casualidad o no, los cambios comenzaron a producirse casi inmediatamente. ¿Cómo se hacen? ¡Es fácil! Repite a manera de oración lo que deseas para tu vida, pero no como una expresión de deseo si no como un hecho. Por ejemplo: ¿quieres mejorar tu ingreso? Con tus propias palabras repite: Llega a mi hogar mucho dinero o veo mi cuenta bancaria con “X” cantidad de dinero. Lo decreto. Y a no ser tímidos, verbaliza todo lo que quieras realizar, cosas en concreto, pero no hay porque ser cautelosos, la ambición sana es lo que nos lleva a mejorar y crecer.
14- Nútrete de cosas positivas: Cuando no estamos bien, hay que hacer todo lo que sea posible para salir de ese estado negativo. Lo que sea que ayude, mientras sea saludable. Buena música, un buen libro si es que podemos concentrarnos y ponernos a leer. Salidas a la naturaleza, buenas conversaciones con buenos amigos. Más buena música. Arte. Tal vez una buena película o una serie. Deja por unos días las noticias, si es necesario, no mires tanto las redes sociales. Te aseguro que si dejas de leer las noticas, el mundo sigue girando y nada pasa. Por momentos es importante aprender a establecer prioridades y tan sólo dejar de lado aquello que nada aporta y nos desgasta.
15- Confía en ti mismo: Todo pasa. Es una frase cliché, pero 100% cierta. Absolutamente todo, pasa! Todos tenemos la capacidad de sobre ponernos a las dificultades. Y aunque doloroso, lo mejor es que podemos salir de ellas fortalecidos. Nuevas personas. Más sabios y con nuevas herramientas para enfrentar los desafíos futuros y para ayudar a los demás.
Para cerrar, si estás mal, ya verás que pasa. No hay mal que dure mil años. Si te gustaría recomendar alguna otra manera que te haya servido para sentirte mejor durante momentos difíciles, compártela en la sección de comentarios abajo de este post.
¡Gracias por leer! Shine On!
Hablamos sobre el mismo tema ¡dos años después en los siguientes videos! 😉
Laura Rodriguez dice
Wow! Romi, todo pasa, pero nos pasa cada cosa!! Gracias por abrirte y contarnos de estos momentos. Las penas compartidas se dividen, como dice el dicho. Pero además nos hacés un recuento de las estrategias que te sirvieron, en otras palabras hasta de estos momentos tan difíciles sacaste en limpio lo que les puede servir a los demás. Romi con esta fuerza que tenés son imparable y te aseguro lo mejor está por venir!! Abrazos y FUERZA!!!
Romina Tibytt dice
Ahhhh, me haces emocionar Lau!! Vos también sos imparable y gracias infinitas por siempre estar ahí cuando me hizo falta. Te quiero mucho. Sos una gran amiga! ¡Abrazo!
Edith Tapia dice
¡GRACIAS por todas estar recoemdaciones! Me vienen muy bien para este momento de mi vida.
Natalia Carter dice
Siento mucho que hayas pasado por esto, pero me alegra saber que no te quedaste con los brazos cruzados y empezaste hacer cambios para que tu situación mejorara.
Mayi Castillo dice
Querida Romi. Eres valiente, luchadora y admirable. Siento mucho que hayas pasado por esos momentos dificiles, pero como tu misma lo afirmas tenemos que buscar soluciones y no quedarnos de brazos cruzados. Tambien quiero decirte que aqui me tienes para cuando me necesites.Te envio un abrazo grande y besos con mucho cariño!
Romina Tibytt dice
Gracias mi querida Mayito, por siempre estar y por ser una lectora tan fiel de este espacio. Te envío un abrazo enorme.
Ángel Reyes Burgos dice
He llegado aquí por una pregunta que puse en el buscador. ¿Que es un bloguero?, a pesar de que mi blog principal lo cree hace diez años para publicar poemas y con el tiempo se ha convertido en una pasión donde publico todos mis poemas y novelas. Solo tenia la idea de publicar de otros, pero en poco tiempo me apasionó tanto que me dedique a escribir yo.
Jamás he intentado monetizar-lo, mi recompensa esta´en que la gente lea lo que escribo y mi premio son los mas de dieciséis millones de visitas que tengo y también tengo un blog de humor, en total tengo ocho…
Lo que me ha encantado es la sinceridad que desprendes y tu sensibilidad. Felicidades Romina y que tengas un maravilloso domingo, un abrazo desde Sevilla